El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
jueves, 20 de junio de 2013

COVERSACIONES CON MI MENTE


NUDOS GORDIANOS


Gordio era un labrador de Frigia que fue elegido rey por sus propios vecinos. Para celebrarlo donó al templo de Zeus su antiguo carro de bueyes junto al yugo y su lanza. Los ató con un nudo tan complicado que se decía que quien fuera capaz de desatarlo gobernaría toda Asia. Cuando Alejandro Magno emprendió tal conquista fue hasta Frigia para “cumplir” la profecía. Intentó desatar el nudo, y al ser incapaz, sacó su espada y lo cortó de un tajo al tiempo que pronunciaba la mítica frase: “tanto da cortar que desatar”.

El nudo gordiano ha quedado desde entonces como sinónimo de esa dificultad a la que necesitamos enfrentarnos para avanzar en nuestro camino hacia la libertad personal. El nudo representa entonces impedimentos de todo tipo, de los cuales, los más peliagudos son los de la mente. Yo también me topado con muchos en mi peculiar “camino a Asia”. Los he ido desatando como buenamente he podido, pensando que cada nuevo nudo que encontraba sería el último. Pero, en lugar de serlo, aparecía uno nuevo que parecía más intrincado que el anterior. El último que he encontrado me resulta especialmente difícil y por más que lo intento, no sé cómo desatarlo: se trata del miedo a triunfar.

Es duro darse cuenta un buen día que todo aquello que deseas es lo que más temes alcanzar. A veces nos pasamos días, meses, e incluso años, soñando, planificando, incluso luchando y haciendo todo cuanto podemos por nuestros sueños (incluida la cansina queja por lo difícil que es, que nos lo ponen…) sin lograr siquiera un mínimo avance. Nos desesperamos, clamamos al viento implorando justicia divina y de pronto, cuando te tomas algo de tiempo para escuchar, descubres en tu interior una vocecita incordiante y puñetera que te grita que no quiere lo que deseas y que hará todo cuanto pueda para alejarte de tus objetivos. Te cuenta mil inconvenientes, mil impedimentos y mil excusas para justificar lo que simplemente es terror hacia el triunfo.

El descubrimiento es impactante. Pasas de la incredulidad a la rabia en un segundo, para acabar con una terrible sensación de derrota e impotencia. Si hay dificultades fuera podemos buscar las formas de superarlas; si alguien nos pone trabas, podemos emplear todos nuestros recursos para solucionarlo, pero, ¿cómo nos enfrentamos con nosotros mismos? ¿Cómo avanzar si el principal enemigo lo llevamos dentro?

La primera respuesta que me vino a la cabeza fue: “dejarlo estar y mirar para otro lado. A lo mejor así me olvido”. El problema que encierra esta “solución” es que siempre sabré que he sido yo misma la que me puso las zancadillas y que si realmente hubiera querido, quizá lo hubiera logrado. Lo lógico entonces es insistir. Peliaguda solución, pues supone que ya no se puede seguir haciendo lo que hasta entonces se había hecho. Hay que buscar otro camino, pues el anterior, que parecía ir hacia delante, no sirve ya para nada. El nuevo tiene que ser hacia dentro, hacia ese interior que al parecer se empeña en hacernos la vida imposible. Pero si miramos con atención veremos que no es así: en nuestro interior habita una gran sabiduría que quizá aún no conocemos y que necesitamos para evitar las trampas de esa parte temerosa que se empeña en negarse a colaborar en la consecución de nuestros sueños.

En silencio y día a día escucho lo que bulle en mi interior para contactar con esa parte sabia que es capaz de aventurarse por un deseo, que es capaz de arriesgar cortando el nudo de un tajo mientras ríe y disfruta de la vida parafraseando al gran Alejandro: “tanto da cortar que desatar”.

Mª José

Tenemos 5 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Bonita reflexión que pone el atento en la importancia de la autoestima: podemos, mejor puedo y soy capaz de enfrentarme a las situaciones porque soy un ser capaz. NORECIC

    ResponderEliminar
  2. La única manera que existe para superar nuestros miedos, "quitar nuestros nudos" es enfrentarnos a ellos. Pepi cuando tiene un "nudo" y empieza a dar solución al mismo, siempre le aparece otro, que normalmente ha sido la base del primero..........
    Y cuando llego al equilibrio, "al desenredo de mis nudos"; es cuando está en consonancia, lo que expreso con mi interior.

    ResponderEliminar
  3. Las personas siempre debemos enfrentarnos a resolver nuestros problemas, si no cada vez seremos más neuróticos, y nos podemos llegar a incapacitar inclusive, para resolver los problemas de la vida diaria.
    Además Pepi cuando se ha puesto a resolver el problema que consideraba que tenía, siempre ha descubierto otro, que inclusive era la base del 1º.

    ResponderEliminar
  4. Me ha gustado mucho esta reflexión

    ResponderEliminar
  5. Siento que ya posees mucho de ese manantial de sabiduría, amor, paz y alegría que existe en nuestro interior.
    Elena

    ResponderEliminar