La Escribana del Reino
M. E. Valbuena
Acompañando. Foto Jesús Aguado
Una de las cosas que he descubierto este año es lo importante que es estar en el sitio adecuado en determinados momentos. Parece una tontería, pero he podido experimentar que, en ciertas ocasiones, o se está o no se está y no hay término medio. No valen –al menos para mí– encuentros y relaciones virtuales derivados de las redes sociales (incluyo en el término los e.mails, what’s apps y mensajes similares).
Hay momentos en que se hace necesario un abrazo, una mirada, un apretón de mano, un llorar juntos… en definitiva, un acompañamiento físico, no virtual, que diga y haga saber “aquí estoy”. Así de simple.
Cuando a veces me he preguntado qué hago en un sitio donde sobran las palabras, dónde no se sabe qué decir, donde dan ganas de salir corriendo para no encarar el propio dolor, siempre me he respondido: estar, acompañar. Y no me doy más explicaciones.
Cuando me ha tocado estar en el otro lado y he necesitado ese acompañamiento, he comprendido perfectamente lo que significa estar. He agradecido las presencias, he constatado las ausencias y he aprendido, porque así lo he experimentado, lo que es la compasión. Ahora lo sé y sé lo importante que es.
No escatimemos abrazos, ni miradas, ni acompañamientos. Nuestra presencia es insustituible y lo que no hagamos quedará sin hacer. No seamos tacaños en las muestras de cariño, que el amor que no damos se pierde y los momentos no vividos “con” también.
Así es
ResponderEliminarQué razón tienes Escribana. Hay momentos que hay que estar, solo para eso, sobran las palabras, llega la compasión, y esa se practica estando, sin palabras, estando...un abrazo no le mejora una palabra, una mirada es en sí misma suficiente, un estar en esos momentos es insustituible,,,y es que la compasión nos hace humanos, la lejanía no inhumaniza...Otetipe
ResponderEliminarLo que se experimenta en primera persona es realmente lo que enseña y la base de la sabiduría. Gracias por compartir la tuya.
ResponderEliminarestoy totalmente de acuerdo contigo, Escribana: amar es estar, compadecer (en su sentido etimológico de "sufrir con") es estar y apoyar, con el silencio o las palabras, con una mirada o un abrazo... pero estar. Y a veces, como viví en una lectura de un taller del teléfono "no era una casualidad... era Dios que pasaba por allí". Sentimos que alguien es amigo porque está, sentimos a nuestra pareja porque está, del todo y sin fisuras. Estamos en un mundo de medias tintas donde muchos aparecen y desaparecen según les conviene. ¡Qué difícil es estar de verdad!. Porque, como he dicho antes, compadecer es también sufrir... y muchos no quieren estar para no tener que sufrir. Y estar es algo tan simple como una mirada, un apretón de manos o un abrazo. Pero lo sencillo no abunda.
ResponderEliminarGracias Escribana. Paco
Firmo en su totalidad el comentario realizado por Paco. Es uan alegría saber que sigues ahí.
ResponderEliminarEn ocasiones no se puede estar; el simple hecho de un recuerdo, una llamada perdida dice mucho, siempre hay que agradecer.
ResponderEliminarYo también firmo el comentario de Paco. O se está o no se está. El que no está sabrá por qué, pero no está.
ResponderEliminarEl amor que no damos se pierde, cuánta verdad encierra esto.
ResponderEliminarEs muy importante estar, pero hay que saber estar. Pepi
ResponderEliminarOjalá no tengamos que arrepentirnos del amor que no dimos...
ResponderEliminarEn este caminar por la vida nos necesitamos unos a otros.Necesitamos dar y necesitamos recibir.Necesitamos la cercania de la otra persona.Y un abrazo, un beso, una caricia, una mirada, una sonrisa...significa mucho.
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