El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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domingo, 28 de noviembre de 2010

EL AURA QUE NOS RODEA

Cuando era pequeña y me abuela me mostraba estampas de santos siempre me llamó la atención la esfera de luz que rodeaba su dibujada figura y la coronita encima de sus cabezas. Pero cuando preguntaba qué era aquello, la única respuesta que recibí de mi abuela fue que era precisamente eso: la santidad. Por lo que los primeros años de mi infancia yo imaginaba que los santos nacían así, con luz y coronita incorporadas.

Tardé un tiempo en entender el verdadero alcance de esa representación. Se trataba del aura: campo energético que rodea a las personas. En su caso, dada su santidad, irradiaba luz, benevolencia o lo que hoy traduciríamos por vibraciones positivas o buen rollo.

Tuvieron que pasar unos años más para comprender y experimentar que no sólo los santos son portadores del aura, sino todos los seres humanos, aunque a diferencia de ellos –siempre envueltos en luz celestial- existen auras de muy diversa tonalidad: blancas, de luz y positividad; verdes, de esperanza y cariño; azules, de serenidad; rojas, de pasión y entusiasmo; grises, de pasividad..... Y hasta negras, de chupa-energías, negativas y destructivas.

Distintas tonalidades, distintas vibraciones..., nos guste o no, “somos transparentes” como dice la canción y se nos ve el aura por mucho que intentemos disimular.

La Escribana del Reino

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Hoy he terminado el Taller de Danza Contemplativa (¡ resulto maravilloso!), y que alegria me da informar, que he percibido en mis compañeros las auras blancas, azules, rojas etc., excepto las grises y negras.

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  2. Es cierto. Yo también percibo las vibraciones de las personas. Unas buenas y otras no tanto.

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  3. Es cierto. Yo también percibo las vibraciones de las personas.Unas buenas y otras no tanto

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