El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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jueves, 6 de enero de 2011

LA ESTRELLA QUE NO QUERÍA ALUMBRAR

Un amigo de esta página nos ha remitido esta historia de los Reyes Magos y sus dificultades para encontar al Niño recién nacido porque alguien se negó a colaborar. Leed leed...
- ¡Este año no, no y no!. No contéis conmigo. Estoy cansada. ¿Para que alumbrar otra vez el camino de Belén si nada va a cambiar?. Los hombres son unos mentirosos. Cada Navidad es una mentira mayor. Hacen muchas promesas, pero enseguida las olvidan.. Este año los grandes de la tierra han hecho una guerra loca y dicen que es para el bien de la humanidad. Lo dicho: unos comediantes y unos insensatos. Me niego a ser actriz en este escenario absurdo.

Los tres Reyes Magos quedaron sorprendidos. Sin salir de su asombro, el más viejo y sabio de los tres le dijo:


- ¿Y quién nos va a conducir hasta el niño?. Será imposible llegar . Y sin nosotros no hay Navidad: los niños y niñas se van a poner tristes. Los mayores se van a enfadar. Y sin villancicos, sin belenes y sin árboles, hasta las palabras bonitas se van a perder.


El joven Mago negro les animó a emprender el viaje. “Será más largo y difícil, pero llegaremos”, les dijo confiado.


Y sin duda que fue más largo. Por ningún lado encontraban señales. Ni los viejos de cada lugar les podían dar pistas. Así una semana entera estuvieron dando vueltas a una montaña altísima, para acabar en el mismo sitio. Otro día se enfangaron en un lodazal. En muchos días oscuros, de lluvia y nieve, no pudieron andar nada. Era imposible continuar. ¡Adiós Navidad!.


El Mago de los ojos rasgados les dijo lleno de miedo:

- Así no podemos avanzar. Si la estrella no nos acompaña, nunca encontraremos el camino. Llevamos veinte días de marcha y parece que estamos en el mismo lugar. Se va a estropear la Navidad por nuestra culpa. ¡Ven estrella, gritó, te necesitamos!.


- Ya os dije que estaba desilusionada, les dijo la estrella recién aparecida. Que mi esfuerzo en dar luz a vuestro camino no era correspondido por los seres humanos. Tienen muy buenos principios: trabajo para todos, salud para todos, educación para todos, vivienda para todos, igualdad para todos.... Pero solo son palabras. ¡Cuántas personas no tienen trabajo o vivienda o derechos ...! ¡Cuántos son los excluidos, los pobres, los marginados y eso sin hablar del Tercer Mundo!.


- Tienes razón, le dijo el Mago viejo y sabio y se puso a llorar. Lloraron los Tres Reyes tres días y tres noches. Lloraron de pena por el mundo y por ellos. Al amanecer del cuarto día el joven Mago negro le dijo a la estrella escondida:


- Estamos desesperados. Ya ves, nosotros sin ti, no hemos logrado dar un paso derecho. Las palabras son como las estrellas, aunque uno esté lejos de ellas, nos alumbran el camino. Pues lo mismo les pasa a las personas, sin las palabras bonitas nunca sabrán el camino hacia donde dirigirse.


- Y las palabras bonitas, como las estrellas, son las que de vez en cuando nos dan un estirón de orejas y nos dicen que por ahí vamos por mal camino, le dijo el Mago de los ojos rasgados. Son como nuestra conciencia, esa lucecita que cada uno llevamos dentro.

Ya repuesto de su dolor, el Mago viejo y sabio, le dijo:

- El mundo sería peor sin las palabras redondas, grandes y bonitas, como amor, paz, solidaridad, respeto, igualdad; no habría principios ni valores. Y sin ellos, el ser humano sería aún más salvaje y más egoísta.

- Pues me habéis convencido, dijo la estrella. Sin los buenos deseos las cosas serían más feas y desagradables. Sin navidad no habría tantas mentiras, pero tampoco existiría Jesús ni María ni el bueno de José ni los animales amigos del hombre como la burra y el buey ni alegría ni detalles de amor entre las personas. Es verdad que nuestro mundo es algo gris, pero sin las palabras bonitas y los valores buenos, el mundo sería negro como el carbón y el rencor.


Cuenta la leyenda que aquel año los Reyes Magos no llegaron a tiempo para el 6 de enero. Cuando ellos aparecieron ya se habían marchado los pastores, pero el niño se alegró mucho de verles y ellos sintieron que su corazón en su presencia se hacía grande y amoroso. Entonces la estrella del cielo brilló como nunca, por los días en que había estado apagada.

Tenemos 1 comentario , introduce el tuyo:

  1. Todos somos importantes y necesarios...si asumimos lo que es nuestro el mundo será mejor. Felices Reyes. Alberto

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