El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
martes, 12 de junio de 2012

CARTA DE ALEJANDRO ROCAMORA A JESÚS MADRID



Jesús Madrid y Alejandro Rocamora

CARTA ABIERTA A JESUS MADRID

Madrid, 8 de junio 2012

Querido amigo:

Hace unos días organizando mi caótico despacho (es un desorden ordenado) encontré tu libro Los procesos de la relación de ayuda, y al abrir la primera página leí tu atenta dedicatoria: “A Alejandro Rocamora…amigo al que se le encuentra cuando se le necesita”. Esta simple anécdota ha sido el acicate que ha provocado estas líneas.

Querido Jesús, me gustaría darte un abrazo y transmitirte mi solidaridad con tu angustia y dolor y poder compartir cara a cara todo el sufrimiento que rezuman los acontecimientos presentes. Mas como esto de momento no es posible, quiero arroparte con estas líneas escritas con una mezcla de sentimientos: rabia por el comportamiento, para mi incomprensible, de algunos de tus más próximos colaboradores y angustia y temor, por tu propio sufrimiento, que considero que no será leve. Ya sabes que el sufrimiento compartido es menos sufrimiento.

A lo largo de nuestras vidas, nos conocimos cuando los dos éramos jóvenes y llenos de proyectos, hemos pasado mil y una tormenta que lo que ha hecho es fortalecer más y más nuestra amistad. Considero además que hemos tenido un “padre” común: Serafín Madrid. De él aprendimos a preocuparnos por los otros y a saber elaborar y aceptar la incomprensión incluso de los más próximos. Me considero, pues, como tu “hermano ideológico y de valores” y dentro de nuestras posibilidades, cada uno hemos seguido la estela de Serafín.

Hemos tenido puntos de vista diferentes, con claras discrepancias en la forma de entender algunas peculiaridades del Teléfono, pero siempre ha permanecido, como coraza irrompible, nuestra amistad. Eran como esas peleas de hermanos que se solucionan con un abrazo o tomando un café juntos. Y esto era así porque a ambos nos impulsaba sobre todo el bien de nuestro querido Teléfono. Ya sabemos que la verdadera amistad no anula al otro sino que le potencia. Podemos afirmar que el buen amigo no es un parásito de su compañero sino un facilitador de sus muchas posibilidades. Esto es al menos lo que yo siento que tú has provocado en mí.

Como hacen dos buenos amigos quiero contarte “mis penas”. En estos días de “tu noche oscura” he pasado por diferentes momentos: de rabia, de impotencia, de cabreo contra los que consideraba tus más próximos, de incomprensión por algunas decisiones tomadas desde las altas jerarquías o las manipulaciones de las noticias por los medios de comunicación, pero las veces que he hablado contigo he salido calmado por tu fortaleza y paz. Eso sí, mis sentimientos hacia ti, querido Jesús, no han cambiado un ápice. Sigo pensando que eres una persona creativa, gran organizador (un poco cabezota, también), sacrificado por los demás y sobre todo amigos de tus amigos, y que has hecho de tu servicio al Teléfono tu vida.

Como tu bien sabes, la psicología afirma que a un hijo hay que quererle no porque sea inteligente, guapo o buen deportista sino porque es hijo. Con respecto a nuestros padres este y no otros es el título que toda persona debe esgrimir. Considero que esta misma sentencia la podemos extrapolar al sentimiento de amistad: te considero mi amigo y basta, independiente de tu inteligencia o de tu capacidad de trabajo. Por lo tanto, poco o nada importa lo que hagamos o dejemos de hacer, los amigos serán siempre amigos si realmente esa amistad era verdadera, no puerta falsa para conseguir otras cosas: prestigio, ascenso, etc. Y esto es así porque un amigo no se busca (no es algo impuesto, ni programado) sino que se encuentra y surge como el afecto.

En esta “noche oscura”, Jesús, no me importa tanto la resolución del conflicto, sino que sepamos, tú y el propio Teléfono crecer desde esta adversidad. Para esto, y para lo que tú quieras siempre contarás con mi apoyo.

Como decía mi viejo profesor de mi pueblecito toledano:”un borrón no puede estropear una página bien escrita” (sobre todo en aquella época que escribíamos con pluma y tinta china). Considero que pese a todos los pesares (si es que existe algún pesar, que todavía no lo sabemos) tu obra seguirá ahí y tus años de sacrificio y entrega a los más necesitados, permanecerán en el libro de la vida.

Por último, un ruego: en tu próximo libro, en el que sé estás trabajando, por favor, dedícamelo de la misma manera: “un amigo que se encuentra cuando se le necesita”.

Con un fuerte abrazo

 Alejandro Rocamora Bonilla

Psiquiatra. Miembro Fundacional del Teléfono de la Esperanza

NOTA ACLARATORIA: Hemos procedido a eliminar los comentarios a la carta porque, por un lado, se han vertido opiniones que perjudican a personas concretas sin identificar los nombres de quienes los hacen y por otro lado, porque perjudican a la Asociación y en concreto a la armonía necesaria para superar la situación vivida. En todo caso los administradores de este blog sólo han deseado que la página sea abierta a cualquier comentario, pero creemos que en este momento esta es la mejor solución para el bien de todos, especialmente del Teléfono de la Esperanza.
Los redactores del blog

Todavía no hay comentarios