El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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viernes, 1 de marzo de 2013

DR. JEKYL Y MR. HYDE




Soy Jekyll y dentro llevo un Mr. Hyde

Hoy presentamos a todos nuestros internautas la novela “ El doctor Jekyll y el señor Hyde”, escrita por Robert Louis Stevenson y publicada por primera vez en inglés en 1886, en la que un afamado abogado, Gabriel John Utterson, investiga la extraña relación entre su viejo amigo, el Dr. Henry Jekyll, y el extraño Mr. Hyde.

Stevenson nació en Edimburgo, Escocia, el 4 de noviembre de 1850. Desde pequeño demostró tener dos rasgos que lo acompañarían a lo largo de su vida: su afición por la literatura y su precaria salud. Cursó estudios de Ingeniería y Derecho; y, aunque llegó a recibirse de abogado, nunca ejerció esa profesión.

A pesar de sus problemas de salud, que lo obligaron a permanecer internado en varias ocasiones, realizó muchos viajes por Europa, América y varias islas del océano Pacífico. Conoció en Francia a Fanny Osbourne, con quien se casó en California, en 1880. En 1887, a los 37 años, se embarcó en un viaje por los mares del sur, que lo llevaron, con toda su familia hasta su destino final, Vailima, en Samoa, donde murió el 4 de diciembre de 1894.

Esta novela se ha convertido en una pieza central del concepto de la cultura occidental del conflicto interior del ser humano entre el bien y el mal. También ha sido considerada como "una de las mejores descripciones del período victoriano por su perforante descripción de la dicotomía fundamental del siglo XIX: Respetabilidad externa y lujuria interna." Y su tendencia a la hipocresía social.

Dentro de cada persona, de cada ser humano hay alguien, hay un Profesor Jekyll “dotado de excelentes cualidades, inclinado por naturaleza al trabajo, deseoso de ganarse el respeto de los sabios y de los buenos, honorable y de distinguido futuro” y hay un Mr. Hyde “perverso, deforme, decadente, malvado, maldito, agónico, ambicioso, iracundo, inclinado a lo peor, criminal”.

Lo curioso de la novela es que Jekyll y Hyde están dentro de la misma persona, forman un todo. Lo curioso de la propuesta de Stevenson es que dentro de cada ser humano hay un Jekyll y un Hyde.

¿Qué hacer entonces?.

Reconocer el Hyde que tú y yo tenemos, aceptarlo, acogerlo, encajarlo, desvelarlo, encauzarlo. Y acrecentar y potenciar el Jekyll en el que vivimos, su lado bueno, positivo, agradable, encantador. Somos luz y somos sombra. De nada vale negar ninguna de las partes.


Dejamos para la reflexión de nuestros blogueros algunas frases del libro:

“Fue, pues, la exageración de mis aspiraciones y no la magnitud de mis faltas lo que me hizo como era y separó en mi interior, más de lo que es común en la mayoría, las dos provincias del bien y del mal que componen la doble naturaleza del hombre

“Pero a pesar de mi profunda dualidad, no era en sentido alguno hipócrita, pues mis dos caras eran igualmente sinceras”

“Fue en el terreno de lo moral y en mi propia persona donde aprendí a reconocer la verdadera y primitiva dualidad del hombre. Vi que las dos naturalezas que contenía mi conciencia podía decirse que eran a la vez mías porque yo era radicalmente las dos.”

“El lado malo de mi naturaleza, al que yo había otorgado el poder de aniquilar temporalmente al otro, era menos desarrollado que el lado bueno, al que acababa de desplazar”

“Esa criatura infernal – Mr. Hyde- no tenía nada de humano”

Amigo/a internauta, ¿has experimentado tú esta dualidad de la que nos habla la novela de Stevenson?. Déjanos tu comentario en nuestra pizarra pública

Tenemos 2 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Abiertamente sí y no ha sido fácil de aceptar

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  2. Lo que exponéis es muy duro y complicado.
    Pepi tuvo una época en su vida que fué agresiva, rencorosa...,y la 1ª que se hizo daño fue así misma, porque se volvió contra ella, pero no era consciente de ello, hasta que se lo hicieron ver. Y por otro lado se consideraba buena persona y todo lo que ello conlleva.

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