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jueves, 28 de marzo de 2013

LOS MECANISMOS DE DEFENSA: EL ALTRUISMO



Los mecanismos de defensa son las estrategias psicológicas inconscientes e involuntarias que los seres humanos utilizamos como respuesta a un acontecimiento interno o externo intenso, estresante, que produce angustia. La persona se siente amenazada y reacciona para tratar de mantener el equilibrio. Con ello se trata de minimizar las consecuencias dolorosas de ese hecho. El propósito de los mecanismos de defensa del yo es proteger a la persona de la ansiedad o de sanciones sociales y/o para proporcionar un refugio frente a una situación a la que uno no puede hacer frente por el momento.



En general todos los mecanismos de defensa, que utilizamos desde la infancia, nos hablan de problemas ocultos, problemas sin resolver que merecen nuestra atención y consideración.

Los mecanismos de defensa alivian la ansiedad pero lo hacen negando o distorsionando la realidad. No la afrontan cara a cara. Le dan la espalda.

¿Cómo reacciono ante un acontecimiento estresante que me provoca angustia?.


13.- El altruismo

Es un mecanismo desinteresado a través del cual la persona opta por procurar el bien y las necesidades de los demás, a costa de su propio bien y de sus propias necesidades. No se trataría de egoísmo, sino de una renuncia interesada.

¿Qué va buscando la persona con esta auto sacrificio u auto olvido de si?. Valoración, aprecio, recompensa, agradecimiento, reconocimiento, estima, cariño. Me sacrifico por ti para que tú me quieras, es la máxima que se esconde detrás de esta actitud.

Como mecanismo de defensa sería uno de los más sanos, o, al menos, positivos socialmente.

Según los estudiosos del tema, el altruismo humano suele parecer en torno a los 18 meses de edad, lo que sugiere que los seres humanos tienen una tendencia natural a ayudar y mirar por los demás. Cuando el ser humano grita socorro hay una tendencia natural a acudir a esa petición. Está como en nuestro ADN, atender al que pide ayuda.

Es conocida la experiencia del investigador que delante de un grupo de bebés se ponía a tender la colada. Provocaba que le vieran y en un aparente momento de descuido dejaba que una pinza se le cayera al suelo. La reacción de los bebés era ir gateando a coger la pinza y dársela. Una cosa curiosa del experimento era que los niños sólo ayudaban cuando tenían la sensación de que el adulto los necesitaba para completar su tarea. Esta misma experiencia se realizó con chimpancés, por los mismos investigadores, y se demostró que también ayudaban a alcanzar objetos a un adulto con problemas, en tareas sencillas.

Anna Freud muestra este mecanismo sobre la renuncia altruista con el ejemplo de una mujer, cuyas defensas la llevaban a olvidarse de sus propios deseos y necesidades, desviviéndose para que las personas que quería si satisficieran la suyas. Su mayor alegría consistía en que los que la rodeaban alcanzaran sus objetivos. De esta forma buscaba en los demás en sustituto de éxito de sus propias renuncias.

Amigo bloguero, te animamos a que escribas en “comentarios” alguna experiencia tuya o conocida por ti del altruismo interesado.



La redacción del blog

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Hermoso el altruismo. Pero, como apunta hoy la entrada, si no es para ocultar alguna carencia a la que no queremos hacer frente. He visto perdonas participar en procesiones pujando los pasos y después en sus relaciones familiares dejan bastante que desear, abandonando sus obligaciones más inmediatas. Catilina

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  2. A veces me esfuerzo en exceso buscando valoración y aprecio, sino lo consigo, me afecta y duele

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  3. El altruismo interesado me recuerda cuando iba de "Salvadora". Trataba de ayudar a los demás, con la finalidad de recibir afectividad,y lo que recibí fue todo lo contrario, pérdida de amistades, distanciamiento de las personas, y como consecuencia un gran daño en los sentimientos de Pepi.

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