El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
lunes, 8 de abril de 2013

EL RINCON DEL PSIQUIATRA



Fotografía Jesús Aguado


LA PAZ INTERIOR

La paz interior es sinónimo de equilibrio, bienestar, armonía o felicidad. Presupone una mirada hacia dentro para escudriñar nuestros sentimientos más profundos. Es algo que toda persona ha puesto en práctica en alguna ocasión, aunque los motivos sean diferentes. Así, podemos recordar que, el “examen de conciencia” utilizado por los cristianos antes de la confesión o las propias reflexiones en el diván del psicoanalista, tienen como finalidad encontrar la paz interior. Son situaciones diferentes y por motivos diferentes, pero lo que se intenta es ese equilibrio interior, que sea la plataforma para la felicidad.

La paz interior es una tarea que dura toda la vida. Es un proceso que se inicia con el nacimiento y finaliza con la muerte. Se debería decir, pues, “nacer en paz”, como decimos “morir en paz”, pues esto significaría que el individuo ha recorrido su largo camino, con altibajos, posiblemente, pero ha finalizado en ese “equilibrio inestable” que es la salud mental, en el momento de mejor nivelación. En ese largo recorrido hacia la paz debemos procurar una sintonía entre los deseos y las propias capacidades.

Para conseguir la paz interior, también, se tiene que tener en cuenta la interrelación con los otros, pero sin olvidar las necesidades de uno mismo, al menos las más fundamentales. Freud tiene un pensamiento al respecto y nos dice algo así como que el hombre es similar a la ameba: además de sus pseudópodos, que facilitan el contacto con el exterior, posee un núcleo intransferible e inmutable. Así, pues, para conseguir la paz interior, necesitamos el contacto con los demás, pero sin modificar nuestro núcleo más profundo, como la ameba.

¿Cómo se consigue la paz interior?

Se le atribuye a Confucio el siguiente pensamiento: “un hombre no trata de verse en el agua que corre, sino en el agua tranquila, porque solamente lo que en sí es tranquilo puede dar tranquilidad a otros”. Es decir, debemos “pararnos” para poder reflexionar sobre nuestros proyectos de vida, nuestras aspiraciones y qué camino tomar en cualquier encrucijada de la existencia, de lo contrario nos llevará la corriente de nuestra actividad por unos derroteros, que a lo mejor no deseamos.

En un mundo de prisas y de múltiples estímulos no nos queda tiempo para pensar sobre nuestras propias emociones y deseos. Podemos tener miedo a reflexionar sobre nosotros mismos pues creemos que encontraremos muchas cosas que no nos gustan, pero no nos damos cuenta que también descubriremos aspectos nobles que fortalecerán nuestro yo. Es, pues, este ejercicio de introspección el que nos puede facilitar los cimientos para construir nuestra paz interior.

Es a partir de ese conocimiento propio como podemos entender y estar en paz con lo que nos rodea. Así dice Fray Luís de León: “estar en paz consigo mismo es el medio más seguro de comenzar a estarlo con los demás”.


Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra

Tenemos 4 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Bienvenida la paz interior. UN medio la meditación diaria. La meditación se debería enseñar en todos los colegios e institutos, una meditación abierta a todo tipo de ideologías y creencias.Meditar es encontrarse con lo que somos en el fondo de nosotros.

    ResponderEliminar
  2. Mirar para dentro y ahí buscar la paz me lo enseñaron en autoestima porque yo soy responsable de mi misma. Catilina

    ResponderEliminar
  3. Pepi se queda con la frase de Fray luis de León: "Estar en paz consigo mismo es el medio más seguro de comenzar a estarlo con los demás"

    ResponderEliminar
  4. La frase de Fray Luis de León es la más certera.No se puede estar en paz con los demás sai dentro de uno no se siente en paz y agusto.Me gustan tus enseñanzas

    ResponderEliminar