Todos pasamos nuestro duelo
Ha concluido el último taller de elaboración del duelo organizado y realizado en el Teléfono de la Esperanza de León coordinado por la sabiduría de Julia, psicóloga pero sobre todo persona con MAYÚSCULAS. A Rosa, Ana, Noemí, Mercedes, Mª Jesús, Charo y Juan se le han muerto personas muy cercanas, familiares fundamentales en sus vidas. A unos se les han ido hace poco y a otros hace muchos años, pero todos hemos pasado por ese proceso de duelo necesario para cualquier persona, aunque a algunos se nos había quedado la pérdida mal cicatrizada. Durante 14 sesiones nos hemos dedicado a limar esas cicatrices, hemos expuesto una y otra vez nuestros sentimientos de culpa, nuestra rabia, nuestros temas pendientes… Hemos hablado con nuestros muertos, los hemos visitado, visualizado… Hemos llorado mucho con nuestro dolor y con el de los demás, unas lágrimas siempre sanadoras y hemos llegado hasta el final logrando en el mejor de los casos que el recuerdo de nuestros fallecidos no sea tan doloroso y sí algo más placentero.
Todas las personas tenemos que pasar tarde o temprano por esas fases de duelo, de pérdida, de dolor… Unos logran tirar para adelante por la vida mejor que otros. Algunos hemos pedido ayuda en el Teléfono y hemos encontrado la escucha y la comprensión de un grupo de personas heridos por la misma bala, pero con la suficiente valentía primero para decidirnos a asistir al taller y segundo para exponer en público nuestra rabia por algo que no acabábamos de entender. Y es que realmente es difícil entender que te haya abandonado alguien tan importante y necesario en tu vida. Pero si se te pierden las llaves o 5 euros y ya pones el grito en el cielo, cómo no se nos va a revolver toda nuestra existencia si pierdes a tus padres, pareja, hermano, abuelo o hijo. Qué buen recuerdo queda de este taller, porque no todo han sido penas, también hemos reído de lo lindo porque han aparecido chistes y mucho humor, una buena medicina para combatir el duelo, sin lugar a dudas. Gracias al teléfono hoy tengo más amigos, pero amigos de esos que marcan, que dejan rastro, que merecen la pena. Siempre que pierdes algo, encuentras también algo. Es ley de vida.
Juan.
Bonito testimonio de quien ha aceptado la realidad de la muerte que, tarde o temprano, pasa por la vida de todos. Saber aceptarlo es un aprendizaje que sana la rabia y cura la tristeza. Norecic
ResponderEliminarAceptación, reconocimiento, ver la realidad etc.etc.etc necesitamos tener para enfrentarnos a integrar las vicisitudes que se nos presentan en la vida, y en situaciones tan tristes y dolorosas como es la pérdida de un ser querido.
ResponderEliminarSiempre que pierdes algo, encuentras también algo; a Pepi le ha gustado la frase, pero las consecuencias pueden ser positivas o negativas, por las vivencias que ella está teniendo.