El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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viernes, 24 de enero de 2014

CONVERSACIONES CON MI MENTE

¿QUIÉN SOY YO?
                        Yo soy esa niña que no entendía nada. Aún soy la criatura indefensa que se encogía asustada, conteniéndose para no llorar, temiendo hasta la debilidad de su llanto... Aún soy la pequeña que vivía entre las sombras, aterrada, sola y sin amor, enfrentada a un mundo hostil que la odiaba y al que aprendió finalmente a odiar.
                        También soy la adolescente perdida, ahogada en un océano de silencio. Soy esa absurda púber que intentaba escalar las montañas más altas sin saber apenas caminar. Soy la que maldecía a los elementos, acusándoles de impedir la ascensión y a las piedras por hacerle tropezar.
                        Sí… Aún soy esa niña y esa joven que, sin saber caminar ni escalar, gritaba, enfangada en el lodazal de la angustia: “¿por qué?”; “¿por qué las montañas no se aplanan?”; “¿por qué nadie “me deja” escalar ni vivir?”
                        Por fin, tras un largo camino de lágrimas me he convertido en la mujer que sabe que estaba equivocada; que comprende que no se puede ascender una montaña con las piernas cargadas de cadenas. Ahora intento adaptarme a los dictados de la vida, sabiendo que aprendí a volar tras las continuas caídas. Soy la que tiene tantas llagas como cicatrices en el alma; la que intenta levantarse y sonreír tras la última derrota. Soy guerra, soy paz; soy alegría y dolor; noche y luz
                        Ahora mismo casi ya se quien soy a través de las lagunas. Sé que en realidad soy la esencia de las tres: la niña y la joven, tristes y furiosas y la adulta que intenta vivir feliz, encontrando su camino, sonriéndole a la vida y bendiciendo cada minuto de existencia y de amor.
                        Soy finalmente la que no tiene tiempo para gritar, para llorar o para lamentar el pasado. Soy la que mira hacia atrás asombrada, contemplando todos los pasos dados hasta aquí por un camino eterno, lleno de piedras y agujeros. Asombrada y sentada sobre este instante de descanso, lloro agradecida por la vida. Lloro con esa niña y esa joven desvalidas que por fin están llegando a la cima sin necesidad de que se aplane la montaña.

Mª José Calvo Brasa

Tenemos 6 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Preguntarse por qué a mi me sucede esto o lo otro NO SIRVE. Si sirve preguntarse. ¿para qué a mi me sucede esto?. La primera no hace víctimas. La segunda abre horizontes.

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  2. Me ha encantado la palabra, pero me ha abierto el corazón la fotografía: esa rosa roja que luce esbelta entre el verde de las hojas, a sí me ha parecido verte a ti. Mi enhorabuena. Norecic

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  3. Me ha encantado tú presentación Mª José. Me identifico totalmente; así ha sido y es mi vida; Pepi sigue "quitando piedras: de su camino, de la mochila", para proporcionarse cada día más: paz, felicidad..... y así estar preparada para aceptar aunque no la gusten,las vicisitudes que le presenta la vida.

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  4. Siento que es imprescindible amar nuestro pasado, para poder vivir plenamente nuestro presente.
    Elena.

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  5. NO ES PREGUNTARSE EL POR QUÉ ME SUCEDE, MÁS POSITIVO Y CON MÁS ARGUMENTOS PREGUNTARNOS EL CÓMO Y ASÍ ENCONTRAREMOS MÁS POSIBILIDADES.

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  6. Siempre se dice que se crece con las dificultades, pero tambien yo me pregunto y mucha gente ¿por que es necesario llorar tanto por esas dificultades? la respuesta es la aceptación pero que dificil es llevarla a la practica.

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