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miércoles, 22 de enero de 2014

SOBRE LA MUERTE DEL YO

morir y nacer 

“La muerte mística es la muerte del yo, y ese yo es el que las personas no quieren soltar. En occidente nos hemos identificado de tal manera con nuestro yo que lo equiparamos a la vida y deseamos perpetuarlo; en eso parece consistir el pecado original: haber creído poder ser «como Dios» con este yo.

Ese yo no es más que el punto de cruce de nuestras fuerzas psíquicas que se nos presenta como independencia. Es una ilusión sin más y se trata simplemente de desprenderse de ella.
El yo no es más que un pequeño disco que flota sobre nuestra consciencia; un órgano de ella, pero se comporta como si fuera el soberano y, por ello, se encuentra en una lucha constante con la profundidad de nuestro ser. La actividad de este yo aparentemente autónomo y el egocentrismo resultante constituye la verdadera enfermedad de nuestro tiempo, sobre todo en occidente; se la denomina «egoneurosis».

Quien no es capaz de desprenderse de su yo, de morir y de mirar la muerte cara a cara, tampoco podrá vivir. Son pocas las personas que emprenden el camino de la muerte del yo –el camino místico—, y menos aún las que van por él hacia el final. Porque antes del morir está el miedo”.



Willigis JÄGER, En busca del sentido de la vida, Narcea, Madrid 1999, p.24

Tenemos 13 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Cuando las personas mueren; bien si su tipo de personalidad era desde el "Ego= a Neurosis" o desde el "YO= a equilibrio en la persona", ambos: al morir la persona muere con ellos.el tipo de personalidad que haya desarrollado.
    Pepi ha sacado esta conclusión. La exposición de hoy la parece complicada. Necesita clases particulares. A ver la exposición de los demás, que enfoque dan. Inclusive los redactores del blog la deben aclarar algo.¡Que tengáis un buen día!

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  2. ¿Alguien me puede dar luz sobre este texto?

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  3. Somos egoistas por naturaleza, egocentristas, sí, pero por pura supervivencia. Si nos consideráramos importantes, si no nos cuidásemos, si no mirásemos por nosotros mismos, es probable que nos dejásemos morir, abocarnos al suicidio. Creo que el 'yo' es importante, que no deberíamos 'matarlo' antes de tiempo. Lo único que deberíamos, creo yo, es controlar el exceso del 'yo' y compaginarlo un poco más con los 'otros'. Ser menos egoistas y más generosos hacia los demás. Quererte, sí, pero sin perder de vista ni olvidarse de querer al 'otro'. Las elucubraciones mentales están bien para quien se aburre.
    Nauj.

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    1. ¿Que quieres decir con elucubraciones mentales?¿Acaso tu exposición no es una elucubración mental?

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    2. Sí, sí, y tu respuesta también, y las exposiciones del resto, porque todos somos unos aburridos.

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    3. Me aburres, Nauj.

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  4. Antes del morir está el miedo y también el poder, el afan de prestigio....uffff toda una lista de nombres. A mí me sirve darme cuenta cada vez que digo yo hago, yo elaboro yo...... yo,yo,yo...eso me indica que no voy por el camino correcto, el del despojo

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  5. ¡Qué difícil! De comprensión y de explicación. Soy un osado, lo voy a intentar. Cuando el texto nos propone que muera el yo y nos relaciona esa muerte con los místicos a mi me sugiere que que ese yo que quiero que muera es el "yo egoísta" que se cree el ombligo del mundo, es el "yo engreído" que no acepta sus límites. Cuando alguien es capaz de morir a eso yo pasa a ser un "ser eterno" en la debilidad del ser humano, que se une a todos los seres humanos y forman un todo con el Creador. Esto solo es posible desde la aceptación de la debilidad pues una vez que se ha aceptado eso pasemos a ser eternos. Espero no haberla liado.HT

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  6. No entiendo mucho, pero para mi es simplemente aceptar nuestra condición de seres limitados y ya está. Desde ahí puede explicarse. Norecic

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  7. Gracias por la explicación; así todo me resulta complicado. Pepi

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  8. Según la teoría de Freud, nuestra personalidad se compone de tres elementos: ello, yo y superyó. El ello consta de todos los componentes biológicos de la personalidad, como los instintos sexuales y agresivos. Este es el único componente de nuestra personalidad que está presente en nuestra vida desde que nacemos. Los otros elementos se desarrollan durante nuestra vida. El ello funciona inconscientemente, responde directamente a nuestros instintos.
    El ello es como una fuente plena de instintos primarios.
    El yo es responsable de la relación con la realidad. Este componente de la personalidad tiene el propósito de asegurarse que los impulsos del ello pueden expresarse de una manera aceptable para la sociedad en que vivimos. El yo desarrolla varios mecanismos de defensa para hacer frente a la ansiedad y las tensiones. El yo es impulsado por el principio de la realidad que trata de satisfacer los impulsos del ello de una manera aceptable. Freud hizo una analogía: el ello es el caballo, mientras que el yo es el piloto.
    El superyó incorpora las normas morales y valores de la sociedad en que vivimos. Aprendemos estas normas y valores, especialmente de nuestros padres, pero también de otras personas que nos rodean como amigos, abuelos y maestros.


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  9. Si hablamos de misticismo y de la muerte mística del yo, siempre estamos hablando de algo más que se nos escapa a simple vista. Hay que entrar dentro de cada uno primero para saber quiénes somos, y ahí nos pasamos la mayor parte de la vida: pele-ándonos con nuestros " yoes", los que creemos que somos más que eso que afirmamos ser o tener.
    La muerte de ese YO que tenemos cada uno quiere sobrevivir a toda costa y lucha con lo que intuimos, (algunos) que ya SOMOS y estamos llamados a ser si quitamos o morimos a ese Yo que quiere poseernos, dominarnos...
    Tenemos varios místicos de referencia que lucharon contra su yo en otros siglos. Otros están vivitos y coleando por ahí, intentando distraer a los monos juguetones( Yoes) y entrar en esa muerte al yo, o lo que es lo mismo trascender a lo que aparentemente somos, pero que no es real.
    Ciertamente, existe miedo a la libertad de ser lo que SOMOS "simplemente", que sería el desprendimiento de todo Yo.
    Un largo camino, no fácil.Unas veces por ascesis, otras mediante el silencio y la contemplación.
    ¿Alguien se atreve a comenzar?

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