El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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domingo, 19 de enero de 2014

LA ESCRIBANA DEL REINO

Luz y sombra, fotografía Jesús Aguado

-      Un tiempo para cada cosa –

Lo dice el Eclesiastés:

"Todo tiene su momento, y todo cuanto se hace debajo del sol tiene su tiempo. Hay tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar y tiempo de curar; tiempo de destruir y tiempo de edificar; tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de lamentarse y tiempo de danzar; tiempo de esparcir las piedras y tiempo de amontonarlas; tiempo de abrazarse y tiempo de separarse; tiempo de buscar y tiempo de perder; tiempo de guardar y tiempo de tirar; tiempo de rasgar y tiempo de coser; tiempo de callar y tiempo de hablar; tiempo de amar y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra y tiempo de paz" (3,1-8)

         Este libro Sapiencial, escrito en la época del Rey Salomón, es decir, hace miles de años, me sirve hoy de consuelo. Saber que por aquel entonces ya hablaban de esperar, y comprobar que a lo largo de los siglos estas palabras han reflejado realidades me lleva a reforzar uno de mis mantras más utilizado: “esto también pasará”.

         En este estado de letargo y anestesia, con el alma encogida por el dolor y el cuerpo menguado por la vulnerabilidad, cuesta creer que llegará el tiempo en que vuelva a reír, a disfrutar sin posos de tristeza, a bailar, a celebrar… Parece imposible.

         Pero sé que todo eso llegará, a su tiempo, del mismo modo que el sol sale después de las lluvias y que sólo nos secará si antes nos hemos dejado empapar por el agua.

         Llegará el tiempo del entendimiento, del encaje de piezas, de la serenidad, de la armonía, de la fluidez… Llegará. Sin duda.

         Pero ahora, a mí, me toca llorar.

                                                                                     M.E.Valbuena

Tenemos 12 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Me uno para que ese tiempo sea más llevadero. Norecic

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  2. Sigues demostrando tu sabiduría domingo a domingo. Yo también me uno.

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  3. Me uno a esos tiempos y al tiempo de perdonarme a mi mismo......

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  4. Yo también siento que hay un tiempo y un momento para cada cosa y que la sabiduría está en vivir en cada tiempo y cada momento lo que corresponda, lo que la vida nos ponla delante.

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  5. Todo llegará, Mª Elena. Hay momentos muy duros, tormentas, dolores, duelos, amarguras; eso durará más o menos, al fin llega la luz con un brillo mucho más hermoso y grande. Me uno a tu dolor y a tu pena. Mercedes

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  6. Para Pepi llorar le es muy saludable. En su vida le ha ayudado en muchos momentos para liberarse de la pena, tristeza, angustia......, y la ha dado fuerzas para seguir superando situaciones tristes de diversa índole
    Efectivamente como tú muy bien dices: "esto también pasara", y te quedaras con los buenos recuerdos vividos con él, y llegaras nuevamente a disfrutar de tantas cosas buenas que tienes en tu vida.
    Gracias por compartir tu situación a través de este maravilloso blog.
    Me despido enviándote un afectuoso abrazo.

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  7. Y añadió el poeta: "Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar". En este momento somos muchos los que estamos a tu lado y cuando lleguen los buenos momentos, esperemos seguir estando.
    Abrazo.

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  8. El tiempo de Dios no coincide siempre con el nuestro y con nuestras expectativas, ni se pliega a ellas. Nosotros elegimos cómo pasar el tiempo, y qué tenemos que aprender de cada estado en el que permanecemos. Le hacemos espacio al dolor porque necesitamos aprender algo, no para alargar sufrimiento. El dolor transforma cuando se pone amor en él. Entonces queda el amoroso recuerdo del que se ha querido y al que un día volveremos a ver.
    El silencio se convierte en Presencia sanadora de encuentros donde el dolor sana y queda sólo amor, cuando se ha llorado todo.
    Querida MElena, que las lágrimas no te impidan ver las estrellas. Que las sombras que pesan y pasan, no impidan ver los ramalazos de la luz que está ahí, mientras esto pasa. Que tú sigas brillando para que podamos verte.Que vuelvas a reírte para que tu alma la oiga, y sienta que todo pasó, que no significa olvido.
    Que Dios te bendiga y allane tu camino. El luto se convertirá en danza.
    Un gran abrazo.



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    1. Te leemos, te seguimos, te apreciamos, te esperamos, te entendemos...

      Te queremos.

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  9. Quiero compartir tu dolor, del mismo modo que he compartido muchas veces tu alegría. Volveremos a reir juntos.

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  10. Pasara la tristeza y el llanto y volveras a reir estate segura e ella, pero lo cierto es que ahora te toca vivir este duelo. Mucho animo.

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  11. Todo llegará sí, Mª Elena. En la Edad Media a veces lo llamaban rueda de la fortuna... pero yo creo que vivir es esto, un conjunto de alegrías y tristezas que se van sucediendo, que nos curten, que en la alegría hay que coger fuerzas para cuando llegan los malos momentos. Pero también toca el tiempo de llorar. Somos humanos, débiles, finitos... y por eso, por una pérdida tan grande, lloramos. Te compadezco (en el sentido etimológico), sufro contigo, estás en mis pensamientos y en mi corazón.
    Quería añadir un trozo de la Biblia que me gusta especialmente, curiosamente es del antiguo Testamento también: Toda nuestra vida es una búsqueda de Dios.
    Y le vamos encontrando paso a paso, momento a momento,
    en nuestro caminar.
    La actitud de quien busca...
    es ya una razón para esperar el encuentro.
    No te canses. Rastrea las huellas de Dios.
    Sus manifestaciones están muy cerca de ti:
    en los hombres, en la naturaleza, en los acontecimientos...
    Busca el rastro de Dios en sencillez, con paz interior.

    A Elías, profeta de Dios, se le manifestó Dios en Horeb.
    Junto a la montaña, esperó la presencia del Señor.
    Pasó un viento huracanado; pero en el huracán... no estaba Dios.
    Hubo un terremoto; y en el terremoto... no estaba Dios.
    También pasó el fuego; y en el fuego... no estaba Dios.
    Después del fuego sopló una brisa suave; y en la brisa... se oyó la voz del Señor...
    (1 Reyes 18,9 a 13).

    No busques a Dios desde el huracán de tu violencia,
    desde la prisa de tu actividad “interesada”... No LE encontrarás.
    Si tu vivir es un terremoto de angustias y frustraciones,
    de intranquilidades e incertidumbres; si en tu interior no hay paz...
    no esperes la voz de Dios.
    Desde el fuego de la pasión descontrolada,
    desde la vehemencia de “amores” que no son Amor...
    no puedes ser sensible a la Presencia de Dios.
    Mira si en ti hay “brisa”:
    la brisa del servicio y de la entrega,
    la brisa de la sencillez y de la humildad,
    la brisa del “detalle” para el hombre, tu hermano;
    la brisa de la paz de conciencia,
    la brisa del Amor.

    Porque en la brisa habla Dios.

    Estoy contigo, lloro contigo, Mº Elena
    Paco

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