El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
martes, 9 de septiembre de 2014

«El ratón»

El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra
Érase un ratón que se hallaba en constante estrés por miedo al gato. Un mago se apiadó de él y le convirtió en un lindo gatito. Pero, entonces el pobre animal se empezó a asustar del perro. El mago, con otro golpe de vara, lo transformó en un poderoso perro. Pero, al poco tiempo, el animal empezó a temer al tigre. El mago, aunque ya un poco cansado lo transformó en un fiero tigre. Y en este punto, a nuestro animal le entró un ataque de pánico ante la presencia de los cazadores. El mago dio un suspiro harto de tanto trabajo. Cogió su varita mágica la alzó y dijo:
—¡Te convierto en ratón y esta vez es para siempre!
Y añadió:
—Nada de lo que yo haga va a servir, amigo, porque primero debes aprender a ser feliz como un RATÓN.


El ser humano es como un peregrino que caminara hacia su mundo interior. Pero el mejor viajero es aquel que tiene capacidad  para la sorpresa: sorprenderse de un paisaje, de una ciudad o de un plato de comida típico. El turista solamente ve; el viajero puede sentir: cansancio, miedo confusión o perplejidad, pero también alegría y capacidad para compartir lo nuevo.
El "viajero interior", también, debe estar dispuesto a experimentar (se) a sorprender (se) de sus propias capacidades y también de sus limites; debe aprender a subir cimas, pero también a descender a barrancos y abismos. El "viajero interior" debe aprender a luchar contra el aburrimiento y la apatía; en la repetición también puede estar la belleza, la tranquilidad, la verdad.
Sabemos que disfrutar de un viaje no depende solo del clima, sino también de la actitud del propio viajero; disfrutar de uno mismo no dependen tanto de las circunstancias externas de la vida, sino de la capacidad de creer en las propias capacidades.
Con frecuencia ponemos nuestra felicidad en lo que no tenemos: belleza, inteligencia, cultura, posesiones, etc. Nuestra infelicidad, en muchas ocasiones, es producto de un proceso de comparación: “soy más pobre que mi primo”, o “soy más bajo que mi amigo”, o “soy más torpe que mi hermano pequeño”, etc. Pero, es evidente que la felicidad no se consigue “siendo como el otro”, sino asumiendo nuestras limitaciones y potenciando nuestras posibilidades. Como bien dice un buen amigo, psicólogo para más señas: “es mejor ser un mal original (ratón), que una buena copia”.

Tenemos 4 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Lo importante es ser nosotros mismos, valorar lo que tenemos, y lo que no tenemos. Si algo deseamos debemos tratar de alcanzarlo por que es bien para nosotros, pero no porque lo tenga: el amigo, el vecino el compañero etc.etc. etc. Pepi según piensa, así siente y así actúa, si tener en cuenta a nada ni a nadie, pero si el bien para ella misma.

    ResponderEliminar
  2. Original, auténtico, genuino... Las copias para los conformistas. Bien Alejandro.

    ResponderEliminar
  3. Que manía tenemos de compararnos, y además para salir mal parados, la manía de sufrir por sufrir. Está bien cada uno con el potencial de cualidades que tiene. Otetipe

    ResponderEliminar
  4. Aprender a quererse y aceptarse como un es, qué grande sabiduría.

    ResponderEliminar