El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
martes, 23 de septiembre de 2014

La jaula

Conversaciones con mi mente
M.ª José Calvo Brasa
“¡Oh que triste verte en esa jaula!”, pensé en cuanto te vi, tan triste, encerrada entre aquellos barrotes recios y crueles. Me compadecí, lógicamente, y abrí la puerta para que salieras… Pero no lo hiciste, para mi pasmo y sorpresa. Incluso parecías no ver la puerta abierta. “¡Sal!”, insistí, “¡la puerta está abierta!”. Pero nada… Ni por esas abandonabas tu triste encierro.
–¡Que salgas ya te digo! ¿No ves que la puerta está abierta de par en par?
No salías y yo iba pasando del asombro al enfado, “será mal educada, desconsiderada y borde… ¡Encima que la estoy ayudando no me hace caso!”. Y mientras tú, agazapada en la jaula, insistiendo en que allí no había ninguna puerta.

–¡Como que no! –Te agarré un brazo, los pelos, vete a saber qué y empecé a tirar con fuerza para que salieras de una vez de la jaula.- ¿No ves la puerta? ¡Sal de una vez! ¡Hazme caso! ¡Te estoy ayudando!
Y te agarraste con fuerza a los barrotes, protestando ante mi insistencia, mientras yo me enfadaba cada vez más y más ante tu “ingratitud”. ¡Qué barbaridad, por Dios! Yo molestándome en salvarte y tú sin verlo y sin agradecerlo.
Al final no saliste y te enfadaste también tú. Ganó el mal genio por ambas partes y continuaste en tu jaula. Yo me reafirmé en mi deseo de ayudarte y tú en que no querías ser libre. Quizá si hubiera sabido escucharte, si hubiera tenido paciencia para explicarte donde estaba la puerta, te hubiera ayudado de verdad a salir. O quizá si hubiera aceptado que no querías abandonar, por el momento, tu encierro, que necesitaban asimilar la posibilidad de ser libre, te hubiera ayudado de verdad. Pero de tanto empeñarme en sacarte por la fuerza, acabé lastimándote, enfadándote, lastimándome y enfadándome.

Tenemos 6 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Mientras que nosotros no veamos el cambio que debemos experimentar por mucho que nos lo digan no lo vamos hacer. Debemos de respetar y ser respetados. Cada persona necesitamos nuestro tiempo e inclusive a veces ni lo vemos que debemos cambiar, o inclusive lo vemos pero nos da miedo enfrentarnos por la inseguridad, la fragilidad, el momento en el que nos encontramos por no ser el más apropiado.
    Y cuando se intenta ayudar y siempre que hablemos con las personas tenemos que tener en cuenta no lo QUE se dice si no el COMO se dice. Pepi

    ResponderEliminar
  2. Hermosa entrada. Gracias Mª. José. Cada persona tenemos nuestro momento para salir. A penas podemos sugerir, alentar, señalar... Y POCO MAS.

    ResponderEliminar
  3. Verdad que cada cual ha de seguir su ritmo, que no somos quienes para que los demás aumenten y disminuyan el suyo, pero hay muchas veces que necesitan -necesitamos- un empujón, pero tenemos miedo, mucho miedo..OTETIPE

    ResponderEliminar
  4. Veréis, mi nombre es Yolanda y pasé un mes en coma por un accidente de tráfico. Volví a nacer con 27 años. Esto fué terrible para mi familia que tuvo que volver a criarme... Mi rrecuperación fué muuuy lenta. Pasaban los años y yo feliz como un niño con zapatos nuevos. Estrenaba la vida... Pero fué muy duro. Se creó un capullo a mi alrededor que me protegía mientras mi mente y cuerpo se iban despertando... Pero llegó un momento -más o menos a los quince años- que caí en una depresión porque me estaba ahogando, me estaba axfisiando dentro de ese capullo que habían creado quienes más me querían para protegerme... Necesitaba abrirme a la vidad. Yo eso quería, merecía la pena arriesgarse..., la vida es mucho.
    Es muy dificil saber cómo puedes ayudar a una persona. Descubrí que a mí me sirvió de mucho escribir, en serio. Por eso me ayudaron a crear un blog -mayody.blogspot.com- Y me gustaría mucho que se descubriera el poder de escribir, el poder de las palabras...
    Agradezco con todo el alma que podáis leer esto. Gracias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo agradezco tus palabras y el que lo hayas compartido con todos/as

      Eliminar
  5. A mí me gustaría que siguieras escribiendo en este maravilloso blog tus vivencias, si tú quieres. Para Pepi supondría una gran enseñanza. Te mando un gran abrazo desde el corazón.

    ResponderEliminar