El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
martes, 29 de mayo de 2012

MURMURAR


Lugar de oración y silencio

Hace unos días me invitaron a un acto de oración y silencio, al cual asistí. Comenzó el acto con la oración, una vez finalizada, fue el momento dedicado a la meditación y silencio. Cuando estábamos en ello me entró un sopor, una somnolencia que no podía dominar, me quedé dormido, no del todo, como vulgarmente se dice, me quedé transpuesto, pero no me impidió oír a dos personas que estaban detrás de mi, decir ¡Te das cuenta que no está a lo que ha venido, que está durmiendo!.

Me molestó un poco dicho comentario, me quedé con ganas de dar la vuelta y decirles ¿Ustedes a que están, a qué han venido?

Pero desistí de mi intención y me dije: “no te pongas a su altura”.

A raíz del comentario de estas personas, recordé un relato que había leído hace tiempo en un libro de Anthony de Mello, “El Canto del Pájaro” que dice así:


MEJOR DORMIR QUE MURMURAR

Sa’di de Shiraz relata esta historia acerca de si mismo:

Cuando yo era niño, era un muchacho piadoso, ferviente en la oración y en las devociones. Una noche estaba yo velando con mi padre, mientras sostenía el Corán en mis rodillas.
Todos los que se hallaban en el recinto comenzaron a adormilarse y no tardaron en quedar profundamente dormidos. De modo que le dije a mi padre: "Ni uno solo de esos dormilones es capaz de abrir sus ojos o alzar su cabeza para decir sus oraciones. Diría uno que están todos muertos”.
Y mi padre me replico: “Mi querido hijo, preferiría que también tú estuvieras dormido como ellos, en lugar de murmurar”.
La conciencia de la propia virtud es un riesgo muy propio de quien se embarca en la oración y en la piedad.

Quiero también poneros una frase de Madam STAEL:

“La murmuración se parece al humo porque se disipa pronto, pero ennegrece todo lo que toca”.
Aquí os dejo este relato para reflexionar y vosotros amigos blogueros, hacer vuestro comentario.

Jesús Aguado

Tenemos 5 comentarios , introduce el tuyo:

  1. La murmuración puede ser en positivo o negativo aunque creo más bien siempre es negativa.
    Pepi recuerda: Pero si estamos aprendiendo a llevar a la práctica la Sabidua Tolteca y vemos que alguien nos murmura "No debemos tomar nada personalmente".

    ResponderEliminar
  2. Es una palabra, esta de murmurar, que, me parece a mi, ha desaparecido del lenguaje cotidiano. Hoy, creo yo, que se utiliza más la de "cotilla", aunque entre ambas pueda haber diferencias. Porque hoy, creo yo, somos en general, mucho más superficiales. A Jesús le llamó la atención lo que otrso estaban diciendo de su actitud y por eso lo comenta. Actuó bien "pasando de ellos". Y ahí está el comportamiento adecuado. Pasar de murmuradores y de cotillas. Yo creo en mi, yo se que tengo cualidades, también defectos ¿y qué pasa si me duermo? ¿no era la hora de dormir? En fin, Señor, Señor...qué difícl es esto. Erasmo

    ResponderEliminar
  3. Yo tambien creo que si estamos en oración o meditación y nos dormimos, Dios se va a sonreir y pensará que feliz se encuentra Jesús hoy. Murmuramos con mucha facilidad pero entonces es que no somos felices.

    ResponderEliminar
  4. Quien sabe qué es oración y la vive en relación con el Amigo, está agusto en ese espacio.Se siente en la confianza de que las cabezadas no son una ofensa para quien ama y se siente amado sino para quien no entiende de amistad.

    ResponderEliminar
  5. Me ha gustado mucho leer la experiencia que te ocurrió y el cuento tan didáctico con el que la acompañas.

    La forma de corregir el padre al hijo es muy tierna; primero se lo gana afectivamente con ese "mi querido hijo" y luego le acerca a su deseo con el "prefería que ... en lugar de". Me parece de un padre genuinamente sabio, y la mayor sabiduría reside en saber llegar al corazón del otro, en este caso de su hijo. Su lenguaje es muy hermoso.

    En segundo lugar, quedarse dormido haciendo oración me parece que puede ser perfectamente compatible con el estado al que puede llevarte la meditación; uno a veces consigue aquietarse de tal manera que se abandona por completo.A mí me parece bastante normal y hay que aceptarlo como tal.

    Respecto al comentario que hacen las dos personas, no me parece que yo deba "murmurar" de su murmuración.
    Me quedo con lo positivo, con lo bello de tu relato.

    Hipálage

    ResponderEliminar