El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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miércoles, 30 de marzo de 2011

EL ENEAGRAMA: TIPO NUEVE: EL PACIFICADOR. EL MEDIADOR. EL INDOLENTE

LOS MIÉRCOLES CON EL ENEAGRAMA.


Fotos de Kevin Costner, Sophia Loren


Recordamos a todos nuestros internautas las nueve tipologías del eneagrama. Todos pertenecemos básicamente a una de ellas. Queramos o no. Nuestro agradecimiento a Maite Melendo y sus libros sobre el eneagrama que nos están ayudando en esta presentación.

1º.- El Reformador. El perfeccionista.

2º.- El Ayudador. El altruista.

3º.- El buscador de status. El triunfador. El organizador.

4º.- El artista. El individualista. El romántico.

5º.- El pensador. El investigador. El observador.

6º.- El leal. El dubitativo.

7º.- El generalista. El entusiasta. El vividor.

8º.- El Jefe. El desafiador. El mandón.

9º.- El pacificador. El mediador.

Hoy vamos al presentar al tipo 9: El pacificador. El mediador. El indolente


Tienen una autoestima muy baja. No se sienten importantes para nadie, ni para sí mismos. Se infravaloran tanto que llegan a olvidarse de lo que quieren, de lo que necesitan y de lo que realmente les importa y es importante para sus vidas. Su ideal sería que nada cambiase y todo se mantuviera tal y como está, aunque las cosas no les gusten tal y como son. Una de sus máximas es “vive y deja vivir”. Algo así como “no moleste, no importune, no vaya a ser que pierda mi más preciado status, mi paz y mi tranquilidad”. Tratan de vivir como si no existieran, buscando pasar desapercibidos.

Suelen ser pasivos, pasotas y olvidadizos, siempre buscando el descanso y la tranquilidad. Lo suyo es la ley del más mínimo esfuerzo. Alejados de los problemas, de los envites de la vida. Los 9 no estarán donde hay conflicto, tensión y lucha, no vaya a ser que pierdan su ansiada comodidad. Lo que realmente no quieren es desperdiciar energía buscando los medios para no malgastarla inútilmente (“Ley del Mínimo Esfuerzo”).

“¿Para qué estar de pie si se puede estar sentado?

¿Para qué estar sentado si se puede estar tumbado?

¿Para qué molestarme en conseguir algo si a los demás les gusta hacer más que a mí?”

Y así se van haciendo cada vez más conformistas, pasivos y dejados en pos de la tranquilidad y la paz que buscan, para no tener que asumir ningún tipo de decisión o cambio en su vida. Así tampoco asumen riesgos. No discutir, no pelear, no enfrentarse, lo tienen como uno de sus objetivos principales, porque “desgasta mucho y no sacas nada a cambio”. Les da miedo actuar, implicarse, embarrarse, decidirse, por lo que es frecuente que huyan de compromisos.

No soporta que le exijan que asuma responsabilidad y tome decisiones en su vida, pero como teme los cambios y los conflictos no se rebela ante las demandas e impaciencias de los otros para que haga algo productivo con su vida. Prefiere asentir y dar la razón a los demás aunque luego sistemáticamente se niega a asumir la parte de responsabilidad que les toca y le exigen los demás. Con su pasividad y falta de responsabilidad acaba consiguiendo que los demás hagan por él lo que podría y le tocaría hacer por sí mismo, con lo que se refuerza su círculo vicioso de pasividad y poco esfuerzo. (TERCA NEGLIGENCIA).

Sigo el proverbio chino que hacen suyo: “Para qué voy a preocuparme si no tiene solución, y si la tiene para qué preocuparse”. Piensan que todo acabará de un modo u otro solucionándose, aunque en realidad lo que ocurre es que otro acaba por solucionarlo o bien los problemas se le amontonan “encima de la mesa”, por lo que cada vez se sienten más inseguros e incapaces de afrontar nada en sus vidas.

La dejadez, el abandono, la pasibilidad, marcan sus vidas. Su infravaloración es la que les lleva a su característica indolencia y a su dificultad para la acción organizada y productiva. Su pecado capital es la pereza, la desidia, en aras de una paz falsa. Dormitan en una permanente inconsciencia.

En sus relaciones se mueven en uno de los siguientes extremos: o huyen de las relaciones afectivas o se fusionan de tal manera en la persona querida, que acaban desapareciendo y viviendo a través de ella.

De niños recibieron una orden: “no molestes” y se han pasado los años tratando de no molestar, que nadie se entere que existen. Siendo un número que vive en los instintos, los tienen dormidos, reprimidos. Para curarse necesitan la acción y abrirse a los sentimientos y emociones dormidas, descubriendo que el conflicto es algo necesario para crecer y madurar. ¡Y no pasa nada!.


Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Son las típicas personas que están en su "rincón". De pequeños no les valoraron. Son personas dóciles, con mucha carga afectiva, pero no se sienten queridos. No les hicieron ver que en la vida había que enfrentarse a muchas situaciones , y que no sólo estamos aquí para cubrir las necesidades básicas.
    M.A.P. los ve así.

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  2. En la vida el conflicto es necesario. Es más el conflicto es inherente a la vida. Con él se crece.

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  3. Esta actitud perezosa se pierda la salsa de la vida

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