El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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domingo, 27 de marzo de 2011

LLEGÓ LA PRIMAVERA



Y no sólo a unos grandes almacenes, sino de verdad. Con su lluvia fina, su olor a limpio, su luz, sus alergias, su alboroto hormonal, sus ganas de brotar y renacer, sus desajustes, su astenia, su imprevisible discurrir...

Llega y nos invita a la renovación y a abandonar el letargo invernal.

A quitarnos capas –no sólo de ropa-.

A salir en busca de novedades –arriesgando-

A aligerar nuestro peso –interno y externo-.

A ponernos guapos –no sólo por fuera-.

A sonreír –aún a costa de nuestro maquillaje mental-.

A iniciar nuevos proyectos –solos o en compañía-.

A disfrutar del campo y de la naturaleza –aún con estornudos-.

A observar sin legañas –limpiando antes nuestra mirada-.

A dejarnos remover por su aire nuevo –sin escudos protectores-.

A aprender. Siempre a aprender

¿No escuchamos sus pasos juguetones? ¿No sentimos su fuerza?

La escribana del Reino
M.E.Valbuena

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