El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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domingo, 26 de diciembre de 2010

DULCE NAVIDAD

Año tras año lo mismo ¡y tan diferente!

De niños nos gusta la Navidad y la esperamos con ilusión, por las vacaciones, los dulces, el barullo de las reuniones familiares, los regalos, los encuentros... en definitiva, por todo lo que supone de novedad en nuestra vida.

De adolescentes nos suele fastidiar. Donde antes nos divertíamos ahora ponemos cara de “dejadme en paz”, boicoteamos los encuentros familiares y pasamos de regalos y felicitaciones absurdas. Todo es una pantomima y no vamos a participar en esa farsa.

De jóvenes la bordeamos de puntillas. Más que una fiesta son unas vacaciones para vivirlas a tope con nuestros amigos o nuestra pareja. Que otros tomen las riendas, que nosotros nos tenemos que divertir.

De adultos, unos intentamos vivir la Navidad con autenticidad, dando un sentido a la fiesta, a los encuentros, incluso a los regalos, haciendo además propósito de ser mejores personas. Otros, huimos de esta fiesta como el gato del agua, buscando en viajes exóticos o aventuras varias el calor familiar y personal que no tenemos en casa. Tapamos nuestra soledad con alegría externa y excitantes burbujas de estudiados destellos.

Ya de mayores, si la salud nos lo permite, nos limitamos a vivir el momento con tranquilidad, dejándonos llevar, pensando que, tal vez, sea la última Navidad de nuestra vida.

Año tras año lo mismo ¡y tan diferente!


La Escribana del Reino
M.E.Valbuena

Tenemos 2 comentarios , introduce el tuyo:

  1. La vida y sus estaciones. Todas podemos verlas iguales o tan diferentes. En nosotros está saber afinar y vivir cada una de ellas. Cuando las vas pasando muchas veces añoras no haberlas vivido. La sabiduría es más honda cuanto más vives. Hoy me gustaría dedicar esta Navidad al saber profundo y sencillo de los mayores. Gaspar

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  2. La Navidad, como la vida del día a día, parece siempre lo mismo y que diferente es de un día otro, ya desde que nos levantamos.

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