LOS QUE SE VAN

A lo largo de la vida nos vamos cruzando con personas que marcan de una forma u otra nuestro andar cotidiano. Algunas veces, nuestros caminos marchan unidos durante años, lo que hace que nos sintamos acompañados y felices de compartir la experiencia vital. Otras veces, los encuentros son cortos pero intensos, o esporádicos, o intermitentes, o únicos e irrepetibles.

En cualquier caso el encuentro –duradero o corto- tiene un final.

Si en los inicios todo parece ilusionante, vital, lleno de esperanza y con deseos de continuidad, en las despedidas cambian las tornas, y en lugar de lo anterior aparecen sentimientos de tristeza, decepción, imposibilidad, impotencia y ganas de terminar. Nos gusta decir hola y nos cuesta decir adiós, aunque ambas palabras tengan la misma importancia.

A veces nos vamos, a veces se van, pero los sentimientos son similares porque las despedidas son eso: un adiós. Da igual quién tome la iniciativa.

De todas formas los que se van nunca lo hacen del todo. Siguen vivos en nuestra memoria, facilitando nuestra vida o recordándonos aquello por lo que nunca querríamos volver a pasar.

La escribana del Reino

M.E.Valbuena