El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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viernes, 9 de enero de 2015

16ª.- Las vivencias de la noche oscura

Las verdades que no tengo
La redacción del blog
Este blog de la mano del escritor, pensador y vividor Raúl Rodríguez semanalmente tiene una entrada  bajo el paraguas “Las verdades que no tengo” incluidas en uno de sus libros, que al final de este periplo desvelaremos para todos nuestros internautas; no pretendo –dice el autor– inculcar verdades, que por otro lado no las tengo, más bien me gustaría que cada cual aprenda a descubrir las suyas.
La redacción de este blog se ha permitido espigar dentro de las vivencias de Rául  y hoy nos situamos en sus vivencias de la noche oscura.

– Rául, ¿tú has pasado por alguna noche oscura?
– Sí. Es muy difícil hablar cuando se están pasando, es más fácil hablar cuando ya se han pasado. Vistas con un poco de distancia esas noches oscuras han sido una bendición, para mí por lo menos. Recuerdo aquella primera gran depresión, una de las más fuertes que ha habido en mi vida.
– ¿Cuán duró?
– Dos años largos.
– ¿Cómo re recuerdas en aquel momento?
– Fulminado por dentro.
– ¿Tan abatido estabas?
– Estaba completamente perdido. Es como si mi alma estuviera arando en mi cuerpo, de día y de noche. Me llené de surcos, de marcas.
– ¿Fue muy fuerte?
– Mucho. Eso que me sucedió literalmente lo podemos llamar perder la cabeza, es ponerse uno loco, lo que pasa es que no usamos esa terminología porque nos da miedo. Llegué a estar tres meses sin salir a la calle. Tenía fotofobia, pánico a las masas de gente, yo entonces vivía en una ciudad muy grande…
– Y estabas mal.
– Muy mal. Tan mal estaba que no me salían las lágrimas. Un día subí a ver a una amiga que vivía en un ático en la centro de la ciudad, era un quinto piso sin ascensor; al llegar arriba me dio tal ataque de pánico que me quedé paralizado en la escalera durante más de dos horas. Allí arriba me rompí, me deshice, curiosamente allí arriba llegué a tocar la parte más profunda de mi propio pozo.
– ¿Y cómo saliste de aquello?
– Lo de aquel día no tuvo más relevancia. Fue todo el proceso posterior el que me marcó a sangre y a fuego con su intensidad. Me ayudó mucho una mujer médico, una homeópata. También sé que me ayudaron desde otros planos, porque no era nada fácil salir de ahí.
– ¿En esas circunstancias qué es lo que ocurre realmente?
– Que uno tiene miedo de uno mismo, piensas que hay un monstruo que vive dentro de ti y que lo que quiere es liquidarte, aplastarte. Continuamente se piensa en la extinción, extinción de la mente, de la memoria, del cuerpo, también del alma. Uno piensa que lo que la vida quiere es destruirnos.
– ¿Y qué es lo que quiere la vida?
– No quiere destruirnos. Quiere transformarnos.
– ¿Cómo empezó tu recuperación?
– Lentamente. Cuando comenzaron a llegar las primeras luces, el primer aliento, me recuerdo siendo mucho más niño que un niño de seis años, llegué casi a no saber comer, no sabía ni masticar los alimentos. Como físicamente me había quedado muy débil estuve bastante tiempo haciendo caligrafía. La caligrafía fuer mi primera terapia. Me ponía a escribir todas las mañanas igual que cuando era un niño y me sentaba en el pupitre de la escuela. Era mucho más que aprender, era volver a la vida, estrenar una nueva versión de mí mismo. Comencé a regular todos los horarios, los del sueño, los de ir al baño, a pasear, a salir al campo, me dejé llevar por una vida apartada y escondida.
– ¿A dónde te ha llevado esa noche oscura?
– A contactar nuevamente con la esencia… y  a tomar conciencia de un cometido.
– ¿De un cometido?
– Sí, sabes que has pasado por todo eso, que has vivido todas esas cosas y ve sla posibilidad de compartirlas. Y cuando compartes puedes suministrar ayuda. Al compartir te sitúas cerca del que está perdido, triste, desesperanzado, enfermo. Siempre al lado de los que buscan. Esa es ahora mi tarea, poco a poco se va desvelando…

Tenemos 10 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Raúl, ¿qué se saca en limpio de tanto dolor?. ¿No es posible en el momento mismo en que lo vivimos el darnos cuenta de que estamos ante un momento importante de la vida?

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    1. El dolor es un estropajo que nos limpia de las mentiras en las que estamos viviendo. El estropajo duele cuando pasa por la piel del Alma, pero es al cabo del tiempo que uno agradece ese estropajo, ese dolor y también a la Vida que lo propició.

      Y una advertencia: no hacerse adictos al dolor porque eso es masoquismo, y el masoquismo el dolor sordo que impide cualquier tipo de avance.

      Un abrazo.

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  2. Gracias por abrir tu corazón. Gracias Raúl por tu desnudez que a muchos nos da un abrigo con el que cobijarnos.

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  3. ¡Qué duro! ¿Hay que pasar por ese dolor? ¿Hay que pasar por ese sufrimiento? O es que queremos cosas, situaciones, vidas...que no son la nuestra? No hay un camino más fácil y natural? ¿Es que la depresión es connatural a la sed de búsqueda? En fin, son muchas preguntas porque he visto gente que sabe que no está bien, pero que no es capaz de salir adelante, sabe que el camino en el que está le destruye, pero no dispone de energía para cambiar el rumbo. ¿Por qué es tan complicado? En fin, Raúl, no se si quieres poner algo de luz en toda esta prolija interrogación. Gracias. Otetipe

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    1. Tu comentario Otetipe daría para escribir un libro. Voy a contestar como escribiría un poema, y lo escribo con el tiempo justo porque voy a preparar la comida pues en un rato llegan mis hijos a comer:

      El dolor forma parte de la vida. No es que el dolor vaya por un lado y la vida por otro, en realidad son la misma cosa.
      El dolor es una herramienta que sirve para despertar. El dolor no viene a aniquilarte, el dolor viene a convertirte en otra cosa.
      Toda vida es nuestra, aunque a veces nos parezca que estamos viviendo una vida que no nos pertenece.
      Si te haces amigo del dolor, te haces amigo de la vida.
      No rechaces lo que viene. Lo que viene es siempre Voluntad de Dios.
      La depresión es una rendija por la que se cuela el plano espiritual. Si eres muy material, tarde o temprano va a venir a tu vida alguna cosa que te 'obligará' a atender tu espíritu.

      Yo no lo veo complicado. La Vida es simple y directa, no se despista. La Vida va siempre al grano, a lo concreto. La Vida está siempre Viva.

      Aún en medio del dolor se puede ser feliz.

      Un abrazo.

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  4. Renacer desde el dolor, dejar de sentir que tu vida esta lejos de aquí, que ya no eres ese ser sin sentido, sin fuerzas, desahuciado y sin segundas oportunidades.

    Jm

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  5. Un buscador ha de estar siempre al lado de los que buscan.

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  6. Ningún dolor hace mella.

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  7. Hasta que una persona no pasa por situaciones fuertes en la vida de cualquier tipo no sabe lo que es sufrir; y la VOLUNTAD es básica para poder salir adelante. Opinión de Pepi según su vivencia.

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