El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
martes, 27 de enero de 2015

Abusos sexuales
a menores

El psicólogo al habla
Miguel Ángel Cueto
Psicólogo
La educación sexual, siempre adecuada a la edad de los menores, es la mejor forma de prevención contra los abusos sexuales. Enseñar a nuestro hijo/a a que nadie le fuerce a hacer algo que no le apetezca y a saber decir que no.

De todos los tipos de maltrato infantil, el abuso sexual, es probablemente la forma más cruel de ejercer violencia contra un/a niño/a. Tema escabroso y generalmente escondido, solía ocultarse y mantener en silencio por miedo, vergüenza o recelo a que no ser creído. Pero la creciente conciencia social sobre el problema de abusos sexuales a menores, hasta no hace muchos años en el más absoluto anonimato, ha hecho que la preocupación por el menor y la atención al mismo sea la base principal en la mejor atención y cuidado de nuestra infancia.
Existen toda una serie de estereotipos, todos ellos normalmente falsos. Suele creerse que se trata de una forma de abuso muy infrecuente, que se comete por parte de personas desconocidas y en lugares públicos, que las víctimas suelen ser chicas adolescentes y que está ligado a situaciones de marginación y pobreza. Nada más lejos de la realidad.



El abuso sexual es cruel


Información relevante en torno a los abusos sexuales
  • Suelen darse tanto en las niñas como en los niños.
  • El agresor no suele ser un enfermo patológico o psiquiátrico.
  • No son fáciles de detectar si ocurren en nuestro entorno inmediato familiar o social.
  • No suelen estar asociados ni a ambientes ni a situaciones especiales. Suelen darse en la vida cotidiana del menor.
  • Las niñas y niños no suelen mentir cuando confiesan los abusos ni fantasean sobre los mismos.
  • La madre, en muchas ocasiones, no los denuncia cuando tiene conocimiento de ellos.
  • Siempre se han dado abusos en la historia de la humanidad.
  • Los menores nunca son culpables de lo que les ocurra y no pueden ni saben evitarlos.
  • Los efectos suelen ser variados dependiendo de factores de frecuencia, intensidad o duración y el grado de resiliencia del menor. Pueden ser traumáticos o no generar problemas sexuales o emocionales en el futuro.
Probable sintomatología en los menores agredidos sexualmente
Los indicios por los cuales podemos detectar que un menor ha sufrido abusos sexuales presenta, con frecuencia, múltiples síntomas. La asociación entre los síntomas físicos y los cambios de comportamiento suele ser muy característica. Debemos sospechar si observamos síntomas que, si bien no son exclusivos de un abuso sexual, suelen darse si ocurre:
  • Físicos: La zona genital, el ano o la boca presentan golpes, infecciones o ambos. En estos casos suele aparecer dolor, inflamación, supuración y hemorragias.
  • Psicosomáticos: Dolores de cabeza, estómago, encopresis, enuresis, trastornos en la ingesta y en el sueño...
  • Cognitivo-conductuales:
- Manifestaciones compulsivas: masturbación, ingesta, conductas repetitivas…
- Inhibición de las habilidades sociales, tendencia al aislamiento.
- Lenguaje sexualizado.
- Disminución de la capacidad de concentración, atención y memoria.
- Fugas del hogar.
- Pérdida del autocontrol y comportamiento marginal predelincuente.
- Baja autoestima y tendencia a la culpabilidad.
- Ansiedad, fobias, miedos, estados depresivos, estrés...
Cuando las agresiones tienen lugar dentro de la familia, suelen comenzar cuando el niño o niña es aún es muy pequeño y expresar el abuso de un familiar o conocido es más costoso ya que supone decir algo negativo de alguien a quien quiere y aprecia.
Las estrategias de los agresores
El uso de la violencia física es muy infrecuente salvo que el agresor sea un desconocido. Sin embargo cuando el abusador es un familiar, educador, amigo o adulto conocido, que es lo más habitual, se vale de la confianza existente para cometer el abuso.
Una vez establecida esa confianza con el menor se aprovechan de situaciones confusas o usan conductas de doble significado afectivo y sexual. Pueden empezar con caricias no sexuales, usar la sorpresa para realizar conductas inesperadas que el menor no acaba de comprender, recurrir a sistemas de engaño sirviéndose de otras supuestas motivaciones o significados, usar premios (anunciados o entregados) o castigos si no se acepta, y recurrir a amenazas verbales o a otras consecuencias negativas para conseguir la conducta deseada o para que no lo comuniquen, especialmente cuando los abusos se repiten.
¿Qué podremos hacer los padres si nuestro hijo/a nos comenta que ha sufrido abusos sexuales?
En primer lugar no alarmarnos y creer al menor, si nos relata una conducta de este tipo, ofrecerle seguridad. Debemos analizar y valorar las consecuencias y el tipo de conducta denunciando si las consecuencias son graves e importantes para el menor. Y si es necesario, pedir ayuda a los especialistas: un médico para las posibles secuelas físicas y un psicólogo que valide la credibilidad de las declaraciones del menor y poder ayudarle a superar dicho abuso.

Tenemos 8 comentarios , introduce el tuyo:

  1. ¿Las secuelas de abusos sexuales continuados en la niñez se curan?. ¿Cómo?. ¿Qué hacer en estos casos?. ¿A dónde acudir?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las secuelas que un menor pudieran tener por los abusos sexuales depende del grado de resiliencia (capacidad de adaptación a situaciones adversas) que tenga el niño o niña, de la gravedad del abuso, del tiempo que lo ha sufrido y de los apoyos emocionales que haya tenido cuando lo ha contado.
      Si no lo ha contado por miedo o vergüenza haría más complicada dicha adaptación así como si la persona de apego a la que se lo cuenta no la escucha o minimiza el hecho.
      En el caso de que se padezcan secuelas por el hecho es conveniente que la persona que lo ha sufrido reciba apoyo emocional de psicólogos para superar dicho trauma. En nuestro centro hemos visto a niños y niñas que presentan problemas de enfado como respuesta a un estado depresivo o crisis de ansiedad. También hemos apoyado a muchas mujeres adultas en los que dichos abusos les han generado problemas sexuales, depresivos y de ansiedad ante los procesos de interacción con sus parejas.
      Buscar ayuda en estos casos es síntoma de adaptación.

      Eliminar
  2. Hay que abrir los ojos a esta realidad y ser contundente con los abusos, denunciando donde haya lugar y acogiendo a los que pasan o han pasado por ese amargo trago. Otetipe

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy totalmente de acuerdo con dicha valoración. Es bueno ser contundente con dichas conductas dado que el niño o la niña nunca son responsables de este hecho. El adulto es el único responsable y habría que actuar de forma judicial y educativa con el agresor para evitar que lo vuelva a hacer en el futuro.

      Eliminar
  3. Hay que denunciarlo si tuviéramos conocimiento de estos abusos?

    ResponderEliminar
  4. Como comento en el texto, dado que es un atentado ante la libertad del joven o la joven que los ha recibido y que no puede defenderse, sería conveniente hacerlo.
    Si las consecuencias son graves e importantes para el menor sería conveniente pedir ayuda a los especialistas.

    ResponderEliminar
  5. Brillante exposición. Muy agradecida. Me ha correspondido extraordinariamente bien a la petición que le había formulado. Pepi.

    ResponderEliminar