El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
domingo, 25 de enero de 2015

Rarezas cotidianas

La Escribana del Reino
M. E. Valbuena

Cuanto menos, curioso
Hablando un día de rarezas cotidianas, un amigo comentó que casi se emociona cuando, en una sala de espera de una estación, un viajero comenzó a hablar con él y estuvieron conversando agradablemente hasta que sus respectivos trenes les separaron.

Otra amiga habló de lo bien que le había tratado un viandante en una ciudad desconocida, que se brindó a acompañarla al lugar que estaba buscando, ayudándole incluso con los bultos que portaba.
Yo comenté la grata sorpresa que me llevé cuando un adolescente me llamó para agradecer un detalle que había tenido con él.
Ahora que escribo sobre esto, me parece extraño que todos estos gestos entren dentro del capítulo de “raros”.
Nos hemos acostumbrado a la indiferencia de cada persona -pegada a su pantalla del móvil- en los espacios públicos; a que nadie tenga tiempo para informar de nada (o se haga de malas formas) dada la prisa que nos acompaña siempre y que no permite que nos detengamos; a que los adolescentes y jóvenes no agradezcan por sistema, porque dan por hecho que hacemos lo que tenemos que hacer (en muchos casos, servirles).
Es curioso que los que deberían de ser gestos normales de buena convivencia hayan pasado a ser excepcionales y se citen como tales. Es curioso que la amabilidad, la simpatía, el agradecimiento y otras actitudes similares sean uvas contadas en medio de una gélida cotidianidad.
Es curioso, sí, por no calificarlo de otra forma.

Tenemos 6 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Yo diría que tanta indiferencia es más bien triste ¿no?

    ResponderEliminar
  2. Siempre es muy bien recibida una palabra, mirada, sonrisa o cualquier gesto de las personas que no conocemos, mas si cabe de las que conocemos y queremos. Yo le doy mucha importancia a lo sencillo, a lo que apenas se ve, a lo que realmente se SIENTE.

    ResponderEliminar
  3. A lo mejor necesitamos ojos para ver

    ResponderEliminar
  4. A lo mejor necesitamos ojos para ver

    ResponderEliminar
  5. ¿Por qué nos cuesta tanto ofrecer nuestra mejor cara a los demás?
    Ofrecer, por ejemplo, nuestra sonrisa, dar los buenos días, terminar dando las gracias o escuchar a la persona que se acerca a nosotros..... son pequeños detalles que podemos ofrecer a los demás, que les hacen sentirse mas a gusto, con mas confianza hacia nosotros.

    ResponderEliminar
  6. Una grata sorpresa me lleve cuando a finales del año 2014 una compañera del trabajo me invito a la celebración de su jubilación y yo nunca lo pensé. Mi forma de proceder hacía ella para mí era la normal, y ella mi conducta la califico de una gran compañera. Pepi

    ResponderEliminar