El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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jueves, 22 de enero de 2015

Por favor,
no molestar

Conversaciones con mi mente
M.ª José Calvo Brasa


De mis últimas batallas vengo cansada y herida. Quiero recuperar fuerzas y sanar mi cuerpo magullado, por eso, si no te acercas a escucharme, pasa de largo. Si en lugar de tender tu mano para ayudar a levantarme y acompañar mis pasos titubeantes mientras me recupero, vienes a sacar de mi todo cuanto puedas para tu propio beneficio, no me molestes. Si ni siquiera vienes a compartir tus propias batallas conmigo a la luz de la hoguera y en el calor de la noche, sino que sólo pretendes recuperar tus propias fuerzas a costa de las pocas que tengo, mejor no te acerques. Si lo único que tienes para compartir conmigo y con el mundo es tu miseria, tu rabia y tu decepción, busca otro lugar para sacar ese saco de basura que cargas a tus espaldas.
Estoy cansada y herida tras el último combate, pero me cansa aún más ese egoísmo ciego de quien sólo pretende usarme, pues no tengo tiempo para satisfacer las necesidades de nadie. Tengo que sanarme, tengo que apoyarme, y si sólo vienes a sacar mi jugo, no tengo tiempo para escucharte.
Venimos de cien batallas y no siempre las ganamos. El que más y el que menos sufre heridas y contusiones, y todos sabemos que en esos momentos precisamos apoyo, ayuda y escucha. Pero aunque todos reconocen esa necesidad, pocos parecen dispuestos a, como poco, tomarse un tiempo para otros, para conocer, para comprender, para apoyar. Parece resultar más “moderno” obtener rápidamente un beneficio de la otra persona, como los parásitos de la naturaleza, y ese beneficio rápido no se logra, alejarse con idéntica rapidez para encontrar nuevos “huéspedes” que parasitar… Y luego la culpa es de quien no acepta esa situación.
Todos requerimos tiempo, atención, apoyo, dedicación. Es humano darlo y es humano recibirlo. La rapidez, la rápida obtención de cualquier cosa que provenga de otra persona sin la contraprestación de la atención y la escucha sólo es una muestra más de la tristeza y el vacío que en algunos sentidos esta sociedad está generando.

Tenemos 4 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Una llamada de atención: dejémonos de mirarnos el ombligo, los demás también cuentan, saber escucharlos sin aconsejarlos se aprende. Otetipe

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  2. Poniendo las cosas en su sitio, creo que es más importante dar que recibir, si de entrada ya doy atención, escucha incondicional, voy a salir yo misma más reforzada.

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  3. Chulo el escrito!!
    Hay días que incluso las personas que tienen la tendencia de dar, necesitan recibir y ser cuidadas.Es vital decirlo también. todos nos necesitamos en ese dar-recibir que se produce en las relaciones.
    Un abrazo sanador, Mª José, tan grande como el mar que te permita resurgir y seguir en el proceso de dar-recibir.

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  4. Exposición de gran enseñanza. Que extraordinario seria que con todas las personas que nos relacionamos en nuestra vida pudiéramos compartir lo bueno y lo malo; y el sentirnos así nos ayudaría a tener: más alegría, felicidad, paz, bienestar.... y en definitiva seríamos más humanos. Pepi

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