El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
lunes, 17 de diciembre de 2012

COMPARTIENDO


Puntuales, a las 21,30 horas, allí estaban muchos de los voluntarios y amigos del TE de León. La cita fue en el Hotel Infantas de León, hay quien dice en el corazón de La Palomera (debe de ser porque está a un lado, no si al izquierdo o al derecho, ¡qué más da!). Lo cierto es que con prontitud llegaron todos, bueno todos no –uno o dos por indisposición de última hora quedaron agarrados al hogar-, digo con prontitud porque, tan acostumbrados están al cumplimiento estricto del horario, que no se sabía si a alguno se le podía ocurrir pasar la hucha. Y no están los tiempos para dejar dos euros por unos minutos. A menos que fueran los euros de la extra, que muchos aún están recordando como un mal sueño.

Esta prontitud en la llegada permitió, allí en la misma entrada, los saludos, besos y algún abrazo que la gente del TE reparte como Papá Noé regalos. A todos los que aparecieron por allí. Entiéndase, los conocidos. Porque, anda que había gente y gente y gente...¡De dónde salieron tantos!


 
El ritual ya había comenzado. Se trataba ahora de que cada uno ocupase su asiento. Allí en aquel enorme salón, la gente del TE ocuparon una pequeña esquina, pero lo suficientemente espaciosa y cómoda, para que cada uno se situase donde quiso o donde el azar le puso. Y unos camareros vestidos de negro riguroso (nada tiene que ver con su buen hacer, que fue de vestimenta blanca por su acierto en cada plato) fueron repartiendo aquello platos que se habían encargado. Hubo de todo: quienes mojaron para rebañar las ricas salsas y quienes devolvían la mitad de lo servido, no porque no les gustase sino porque o no están acostumbrados a cenar o simplemente querían conservar sus afilados tipos. Todo ello regado por el vino del buen Peregrino, por aquello de que el camino de Santiago hace aquí parada.

Villancicos, canciones populares, risas, miradas, carcajadas, recuerdo especial para Geles (¡enhorabuena!), comentarios, anécdotas, chistes, historias y hasta algún silencio (para meditar no estaba el ambiente preparado, por eso algunos no estuvieron) dieron colorido a esa noche del sábado. Una cuarentena de personas nos reunimos para estar juntos, compartir juntos, divertirnos juntos.


 
Y así fue y estos cronistas lo cuenta. Pero, no se nos olvida el baile. No. Después de cenar, había que bajar. Nos referimos, a las calorías que, con abundancia habíamos abrazado haciendo caso a nuestro apetito. Y allí estaban el grupo del TE. Bailando, moviéndose, intentando sacar algunos pasos, dejando que el cuerpo se contorsionase una y otra vez al ritmo que nos ofrecía el “disjey”. Hasta altas horas de la madrugada -según se decía antes- , ahora más bien, casi hay que decir hasta entrada la noche. Hasta ahí estos cronistas son testigos. Lo que pasó después ya no lo conocemos. Nos han dicho que los más jóvenes siguieron su noche festiva. Los demás fuimos poco a poco retirándonos.

Y esto fue la “cena de Navidad”. Y nosotros, testigos, se lo contamos.


 
El apartado comentarios queda abierto para cada uno de los que estuvieron digan algo de esta fiesta. Y para los que no estuvieron, igualmente está abierto para lo que tenga a bien. Que esta blog siga siendo un medio de interrelación entre todos.

Tenemos 4 comentarios , introduce el tuyo:

  1. La celebración de la Navidad, con mi gran familia del Teléfono de la Esperanza fenomenal: mucho dialogo, muchos cánticos, sabrosas y abundantes viandas, mucho confort al encontrarme con los amigos tan extraordinarios que tengo en esta maravillosa O.N.G., mucho movimiento de esqueleto en el baile etc.etc.etc. y Pepi marcho para casa muy satisfecha; pero sigue con una asignatura pendiente: Ninguno de los hombres que había se dignaron a enseñarla a bailar.

    ResponderEliminar
  2. Cena maravillosa, mucha alegría, canciones, baile, todo estupendo.

    ResponderEliminar
  3. Todo con mucha armonia y bien organizado, y sobretodo la buena gente que quiso compartir unas horas divertidas y alegres.

    ResponderEliminar
  4. Fueron momentos de unión, de cambiar impresiones, de saludar a quien no vemos en días. Me gustó estar allí compartiendo con todos esas bonitas horas. Que se repita y que unidos jamás seremos vencidos.

    ResponderEliminar